Ya casi se nos fue otro año… no sé qué pasa, pero cada vez la vida da más vértigo y pareciera que los 365 días pasan con más velocidad, cada año. ¿Serán las señales de la vejez y la muerte en nuestra percepción del tiempo?
Esa misma sensación de brevedad, de que no alcanzamos a nada, es la que me empuja a querer apresurarlo todo porque sólo tenemos una vida para lograr lo que nos propongamos. Y en mi caso, la tarea ardua a la que he decidido consagrar mi vida (la defensa de los animales) hace parecer todo más cuesta arriba. Luchar contra las costumbres especistas de la sociedad es bien complicado, pero con los años se aprenden mañas 
. También es parte de un constante aprendizaje el cómo sacar provecho de cada situación para hablar productivamente en favor de los animales. Aunque comparto una cruz con todos mis compañeros, que sentimos especialmente más pesada a fin de año, cuando cada quien se rinde honores por los esfuerzos hechos, erige su propio altar sibarita y se lanza a un desenfrenado festín de animales muertos: que el asado de la oficina, que la despedida de año, que la comida familiar, que la barbacoa con los amigos, que la navidad… qué se yo!
Pero bueno, como se supone que cada fin de ciclo implica un balance, para mí este año ha sido muy productivo y enriquecedor a nivel profesional y personal, lo que me deja la vara más alta para los desafíos que se vienen el 2009… pero aqui estaremos, haciendo frente y “poniéndole el hombro” (como dice mi padre) para cumplir con las metas y avanzar en la construcción de ese mundo que sueño dia a dia, donde vivimos en más armonia todos los animales, humanos y no humanos.
¡Feliz 2009!
